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La vida cotidiana como fuente de inspiración

1 septiembre 2022

Para Luis Bernardo Pérez, compartir una historia es un proceso en el que se debe encontrar algo que decir, un arduo trabajo en el que se elige qué compartir con los lectores y lectoras.

Filósofo, escritor, narrador, periodista cultural, articulista, crítico literario y cinematográfico, ha colaborado con diversos periódicos y revistas, y escrito innumerables obras (antologías, cuentos, ensayos y libros). Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Sus obras lo han llevado a ser reconocido con diversos galardones, como el primer lugar en el Concurso de Cuento Brevísimo (1998), el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández (2003), el Premio Internacional de Cuento Juan José Manauta (2011), el Premio Juan José Arreola (2013) y el Premio Gran Angular (2016).

A Luis le inspira a escribir la vida cotidiana, las cosas que ocurren a diario y que nos muestran el mundo como un lugar extraño y sorprendente, para él, los temas por contar están a nuestro alrededor; los escritores deben aprender a buscarlos, pues las historias ayudan a educar, a crear conciencia, a divertir, a ofrecer una visión más cabal y rica del mundo.

La literatura representa un trabajo constante que nunca abandona. Luis siempre cuenta con historias para compartir, las cuales analiza con un gran sentido crítico para elegir las mejores, las que van de la mano de otras que puedan conformar una obra. Considera que lo importante para publicar es que se tenga algo que decir, y confiesa que ha publicado una mínima parte de lo que ha escrito.

Para él, la creencia de que los medios electrónicos han alejado a las nuevas generaciones de la literatura es falsa, ya que considera que representan una gran herramienta para acercarse a nuevos lectores.  Y que esta responsabilidad recae en los escritores, quienes deben hacer un buen trabajo, buscando temáticas que interesen a niños, niñas y jóvenes.

Con Edelvives publicó Biip-biip. Historias robóticas, libro que fue elegido por la Secretaría de Educación Pública para formar parte de su Biblioteca Centenaria. En esta historia los robots Teobaldo, Robiño y Honorio se parecen mucho a los humanos: a veces son presumidos, tiernos, valientes, aprensivos, serviciales y de vez en cuando…, rebeldes.